Jornada mañanera ideal para ir en bici, después del temporal
del sábado. En la salida cerca de 20 ciclistas, todos habituales y ningún “artista
invitado”. Todos conocidos con la excepción de un joven, me dicen que es de
Lérez y al que suelo ver muchos días siempre montado en bici.
Eduardo (profe), medio agripado, no sale últimamente de las
incidencias relativas a su salud, pero da la talla, nunca mejor dicho, xD y
Javi con un corte profundo en el dedo índice de su mano izquierda –los cuchillos
también los “carga” el diablo- que lo sepas.
Rocha nos va llevando a todos haciendo el trabajo en cabeza
prácticamente en solitario hasta cerca de Vilalonga. En las subidas levantaba
el pie y de esa forma llegamos a Raxó. En la subida, al joven a quién me
refería anteriormente debía parecerle muy flojo el ritmo y en la curva toma la
cabeza del grupo y sube todo lo rápido que puede –eso me pareció a mí-. Sin
embargo y como otras veces al llegar arriba decrece en el ritmo, posiblemente
para ponerse a rueda y descansar un poco. Como quiera que soy un cabrón, -hasta
acabaré creyéndomelo-, le digo: -¡Mete plato y dale! ¡Calor!. Ni se lo piensa
el inexperto ciclista. Se emplea a fondo y se curra un buen calentón. Isidro le
salvó de la quema total al entrarle en la bajada. Sin embargo el esfuerzo del
chaval lo pagó caro en la subida de Sanxenxo donde se quedó descolgado. En esta
subida me doy cuenta de que Toñito ya no viene –sigue sin estar por la labor de
meterse en el grupo-.
Después de una serie de Isidro allá en el llano de la bajada
previa hacia Vilalonga, de nuevo se sube “panseniño” y nos dirigimos hacia A
Lanzada, dónde da la vuelta debido a un compromiso que tenía. Javi es
ahora el que se curra prácticamente toda la recta, en tanto que los demás nos afanamos para coger sitio e
ir protegidos.
Cerca de O Grove somos varios los que intentamos que Berto
se animase a seguir con el grupo hacia San Vicente. Envío de emisarios a Javi,
Rocha y alguno más. Es inútil, está determinado a dar vuelta por lo que
constituimos un subgrupo para dirigirnos a Pontevedra y luego a Marín, lo cual
y tal y como iba hoy la gente, hasta me pareció hacerles un “feo” por lo bien
que nos llevaban. 32 km/h, oía decir, que llevábamos de media.
Sorprendentemente, Javi vuelve con nosotros y “nos hace”
todo el camino de vuelta. Nos cruzamos con Toñito en mitad de la recta de A
Lanzada. Le gritamos para que dé la vuelta pero no nos hace ni caso, algo que
no me extraña, él va a lo suyo.
Con Berto “racaneando” en todo el camino, -si, Berto, si-,
llegamos a PO sin incidencias e hicimos el tramo hasta Marín; total que
podríamos haber ido a San Vicente sin mayores problemas; otra vez será.
De los que se fueron a hacer la vuelta completa no sé nada
en este momento debido a que ya no volvimos a la Alameda pero, a no ser que Javier Mirón la hubiese liado en Poio,
apostaría a que la armonía fue el denominador común.
Salu2