Atendiendo a la petición de mi buen amigo Miguelito Trek os haré un breve relato de mi experiencia del domingo, os adelanto que muy gratificante, como si hubiera ganado el “Criterium X” delante de 200 participantes, doy paso:
Salida a la hora mas o menos prevista, ausencia del “Boss” (a quien agradezco enormemente su maravillosa acogida) y de su “Lugarteniente”, por compromisos oficiales con la elite (Primer Equipo), ante lo que tomaron el mando los rodadores de la peña, poniendo rumbo sur (vuelta al morrazo), viento creo que de espalda y ausencia de incidentes.
El protagonista de mi relato es Alberto, un señor de 16 años, o a punto de cumplir 17, estudiante de bachillerato, hijo del malogrado ciclista que dejó su vida en el asfalto de la Rotonda del Pino, cuando se desplazaba a su trabajo en bici, tras ser arrollado por un camión a cuyo volante iba un imprudente conductor. Las únicas salidas en bici de este chico eran las que hacía en compañía de su padre y en ocasiones también el abuelo (paseos mas que nada). A los pocos dias de tal desgracia, el chico se presenta ante la peña del Froiz, solicitando ser admitido en la misma (mas o menos), algo que por supuesto es aceptado por la Dirección. Alberto no sale por la semana, tiene que estudiar, por lo que en la ruta del sol, a la altura de Portonovo (aprox) da la vuelta y se vuelve tranquilamente. Ayer su intención era dar la vuelta en Bueu, tras entablar conversación con él, porque aquí lo normal que se pueda charlar, me entero que no tiene práctica para reparar o hacer un cambio de neumático en caso de pinchazo. Le comento -”Tenemos dos opciones.. o me doy la vuelta contigo.. o intentas hacer el recorrido completo, en cuyo caso yo te ayudaré todo lo necesario..” apenas se lo piensa, -”Vale.. hago todo el recorrido..”
Por descontado que en ningún momento me preocupa la posición que ocupamos en el pelotón, pero desde Beluso (Bueu) él y yo unimos nuestras fuerzas en uno sólo, él me ayuda a mi de una forma y yo le ayudo a él de otra.. Y además hablamos de muchas cosas.. Me entero que su padre era un gran padre, una gran persona y gran deportista.. por lo que le dejó el mejor legado que se puede dejar a un hijo: un maravilloso ejemplo a seguir. Muy cerca de casa le comento que -"esto está hecho.. como te sientes?" y en sus palabras, con el rostro encendido -"muy contento". Y llegamos todos juntos a Pontevedra, por lo que se puede decir que, incluso con viento de cara, ganamos todos.
PD Tampoco puedo acabar sin decir algo que ya he dicho por ahí.. si es que fuí capaz de aprender algo de ciclismo.. fue con el Boa Vila de Pontevedra, si no he aprendido nada la culpa es sólo mía. (Mis amigos del Óscar Música-Río Lérez me sabrán perdonar.. xD).
Un Abrazo
Vicente