Nosotros también tuvimos Maestro

Pasaban unos 2 ó 3 minutos de las 9 de la mañana cuando emprendimos la salida perezosamente. Se percibía que hoy no llevábamos ganas de “estirar el cuerpo”, sólo Eduardo ponía empeño en “mover” el cotarro, de forma que en la salida tomó una clara ventaja, camino del Alto de Poio, pero ni eso hacía que moviésemos siquiera un músculo para salir de la atonía. Después de esperarnos allá, junto a la gasolinera, proseguimos viaje con Isidro y Paco Lago en cabeza y ”conversación va y conversación viene”. Así las cosas y con Eduardo “tirando la toalla” ante semejante pandilla de vagos, Berto “laiando” cuando el ritmo amenazaba con aumentar y tras un susto en la rotonda de Vilalonga (un coche se incorporó a la misma en medio del grupo), llegamos al Grove con una media de unos 30 km/h, previamente nos cruzamos con Toñito (esta vez si lo vimos).

Después de la “paradinha” de rigor en A Toxa nos dirigimos hacia S. Vicente con el mismo ritmo cansino. Paco Lago se va por Balea y los demás continuamos ruta para, pocos minutos después de sobrepasar la localidad citada, nos topamos a Kike; venía al encuentro de los pros ya que salió tarde. A gritos le dijimos que diese vuelta y de repente la monotonía se transformó en dinamismo. Isidro se puso el mono de tarea, tensó la cuerda, el ritmo se incrementó notablemente y comenzaron los comentarios por lo “bajines”: “¡Que ben viñamos!, ¡Acabouse a tranquilidade! ¡Sempre ha de vir que che dea…”, etc

Después de la recta de A Lanzada, básicamente Kike toma el control del grupo, nos sube los repechos como Dios manda, nos estira en el llano y ahora ya se corre. Cerca de Paxariñas nos topamos con Javier Mirón que da la vuelta y esta vez vuelve con el grupo.

Recogemos a Paco Lago allá por Sanxenxo, creo recordar y, sin que nadie pásase mayores apuros subimos Poio como amigos y llegamos a la urbe; segundos después los pros, tal y como describe Mon.

Hoy el que nos sorprendió fue Josiño, el cual va cogiendo la forma y volver a destacar que Kike, quizá siquiera sin proponérselo, consiguió que entrenásemos debidamente en los últimos 30 km.