De nuevo un nutridísimo grupo de ciclistas a las 9:00 h de
la mañana. Mientras iba llegando la gente,
los habituales de este horario, mientras dábamos unas vueltecitas de
calentamiento, íbamos diseñando la salida para establecer si arrancábamos
juntos o bien lo hacíamos un pelín más tarde con el fin de evitar ir “cayendo”
poco a poco, unos aquí y otros allá. Josiño me dice que él va a aguantar con
los de delante ya que tiene que “mazarse” por aquello de que en un mes y medio
debe afrontar la marcha de los Lagos de Covadonga. Así las cosas nos juntamos
atrás tan sólo 6 unidades.
En la recta de la avenida de Vigo teníamos a la vista a los
de delante. Daba la impresión de que iban haciendo el calentamiento. Después de
la gasolinera de Salcedo, nos topamos a Sabor, quien debió tener algún pequeño
problema ya que enseguida volvió a montar en la bici y, tan sólo unos metros
más adelante, “yacía” Javier Mirón, víctima de un pinchazo. Como nosotros no
llevamos prisa paramos para echarle una mano. Hete aquí otra paradoja de la
vida; recordé la frase aquella de. “ lo que dios ate en el cielo no lo separe
el hombre en la tierra”. Resulta que el pinchazo lo resolvimos, mano a mano, Xurxo y un servidor; sin una
palabra por medio, como dos gilipollas. Por lo que a mí respecta, me sentí ridículo
ya que esto no es propio de personas adultas. En fin, mejor aplicar aquello de “aquí
paz y después gloria”. Por cierto, cuando montaba la rueda en la horquilla,
agachado, note un roce de algo fornido, voluminoso que me rozaba el trasero,
supongo que fue fruto del aturdimiento de la situación. xD
Reanudada la marcha. Sólo teníamos por delante a Paco Lago
quién fue haciendo camino. Mientras subimos hacia Amoedo, Javier Mirón me va
contando sus problemas de espalda, de los que no se recupera, a la vez que me
comenta que seguirá hacia Moscoso y que tal vez en los llanos de A Xunqueira
esperará la vuelta de los que iban por delante. Mientras tanto, Xurxo le hacía
la subida, unos metros atrás a Isidro, quien todavía anda falto de forma.
Alcanzamos a Paco y a otro ciclista que le acompañaba al terminar la subida y
en la fuente que hay a la derecha, se aparta el mencionado, me despisto, pierdo
unos metros y me pegué un calentón del carajo para meterme a rueda, algo que no
conseguí hacer hasta el mismo cruce de Amoedo.
Poco después de iniciar la subida a Moscoso, de nuevo Isidro
se queda descolgado y es otra vez Xurxo el que le “va subiendo” mientras,
delante, aminoramos la marcha para la que la distancia no se “abriese” ya que
perderíamos más tiempo en la espera. Cumplidos los 2/3 de la subida nos dan
alcance los de las 9:30; delante iba uno que no conozco, a pocos segundos oímos
el grito de Ojea: “apartade do medio y tal…”, Un poco más tarde un grupo de
unos 4, luego Carlos, después Manuel “Lejarreta” y dos más. En la fuente de
Festín paramos para aligerar líquidos. Comer…, mientras Paco continúa por
delante. Llegan Isidro y Xurxo, un poco más tarde Óskar, que no para. Después de
coger agua reanudamos la marcha y ahora ya nos “empleamos” un poco más. Hicimos
el tramo de Xunqueiras a ritmo fuerte, lo mismo que la bajada hacia Pazos de
Borbén. Alcanzamos a Paco en la subida de Amoedo y en el tramo hasta la donde
se empieza a bajar para Soutomaior, Xurxo nos mete una buena serie. Ya en la
carretera de Vigo es Tito el que coge la cabeza y nos nace una cómoda subida de
los dos repechos de Figueirido. En el llano de arriba, con el viento en contra
y los relevos que fuimos dando, en mi caso llegué bastante arreglado a la
alameda donde, como un campeón, Eduardo se dirigió hacia A Toxa para completar
su particular etapa. ¡Olé tus ()()! Poco más de unos 27 km/h de media.