Salida puntual del grupo “híbrido” con unos 15 componentes
incluida Raquel. Rocha comanda el grupo camino de Marín a ritmo de
calentamiento (rápido pero sin “ahogar”), nos acompaña Nico un rato y en Marín
recogemos a Burguiños.
La subida de las playas se hace rápida y camino de Seixo ya
se va a toda mecha. A poco de iniciar la bajada se escucha un fuerte ruido de
reventón de una cámara seguido del consiguiente aviso de pinchazo; brevés
segundos después un nuevo ruido, el clásico de enganchón y caída. Tras parar
nos percatamos de la situación; Paco Lago está tendido en el suelo, un poco
conmocionado, la parte trasera del casco destrozada y algunas erosiones
visibles en la rodilla. El tema fue que aa bueno de Eladio le rompió la banda de frenado
de su rueda lo que originó el consiguiente reventón de la cámara; mientras
íbamos frenando, parece ser que Paco giró la cabeza para ver lo que pasaba y
tocó la rueda de Rocha que le precedía y se fue al suelo. Lamentablemente
ninguno de los dos pudo proseguir la marcha y tuvieron que llamar para que les
viniesen a recoger.
Reanudada la ruta se sube a Beluso a buen ritmo. A mitad
de la subida nos encontramos con un “socio” de Bueu, el cual, hace un tiempo,
ya nos propinó una dura paliza en el mismo lugar y vuelve a hacer lo mismo para
después pararse nada más llegar al alto. Escuchó reprobaciones de todos los
tipos, ninguna agradable, naturalmente.
La subida a Cangas fue dura, dura. No vi quién o quienes
tiraban del grupo ya que tuve bastante con agarrarme a la rueda de Raquel en
los últimos metros –si dura 50 m más no lo hubiese contado, P*** manía de
tensar en las subidas y parar en el llano-.
Bajamos hacia Cangas como locos, serpenteando coches y
semáforos al igual que en Moaña; creo que en esta localidad se quedaron
cortados unos cuantos, algunos de los cuales volvieron al grupo, en tanto que Berto,
Raquel y un conocido de Burgos no lograron hacerlo. Subida hacia Domayo otra
vez tensadita y parón en la cima. Hacia la mitad de la subida de Santa
Cristina, Burgos da vuelta para recoger al grupo de Berto, en tanto que Tito y
yo esperamos en la cima donde aprovechamos para aliviar.
Hacia el final de la Canicouva nos pasa Pablito, pocos
segundos después Pablo Pardila y Nico, luego Mon y ya en la cima Ojea,
Miguelito y Moncho.
Para terminar no puedo resistirme a comentar, y van…, la
forma dispar que tiene la gente de tomarse la jornada del domingo. De los
compañeros ex-pros, algunos, como Rocha se esfuerzan en que hagamos grupo;
Isidro, Vituco, Josiño que iban sobrados tuvieron un comportamiento
correctísimo, Ferrito se picaba por hacerlo subir rápido –supongo-, y no paró
de hacer series en el terreno llano. ¡Ay!, por qué algunos no cogerán ritmo de
salida y se van a su vida en vez de ir sembrando la carretera de domingueros
desperdigados? ¿Tendrá morbo la cosa?
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