lunes, 30 de julio de 2012

Grupo Híbrido

Aclarar que el rebautizamiento del grupo de las 9:00 viene dado por la nueva composición de sus componentes; nos da que hasta que llegue de nuevo la ruta del Sol se verá incluso aumentado por compañeros revenidos del grupo de los Pros y, al hilo de esto, el routier me indica que le diga a Fran que ya está tardando en dar el paso, que esos sufrimientos que tiene que padecer no le llevan a otra parte que pillar el sofá por lo que resta de la tarde; dicho queda.
En la salida unas 20 unidades con varios componentes de los Pros, lo cual, unido al fuerte viento del Norte, hizo que tuviésemos “ruedas” suficientes donde cobijarnos. Rocha nos hace la subida a Campaño a ritmo de calentamiento. En la subida de Curro es Balea, junto a Eladio, quienes tiran del grupo a un ritmo sostenible, ya en el alto, de nuevo Balea toma el mando con Isidro que empieza a entrar en los relevos –por cierto Isidro, hay domesticar esos caballos que llevas, porque a veces más que relevos metes unos arreones que a algunos se nos ponen los pelos como escarpias-.
En la subida del cruce de la autopista Balea la hace con un desarrollo brutal, tal es así que Berto, a la sazón, capo del grupo, manda a Burguiños para adelante con la encomienda de que ponga el ritmo adecuado, cosa que hace de inmediato y la cosa de torna de otro color. Subida a Altamira en grupo y luego buen ritmo en los llanos anteriores y posteriores a Villagarcía. En las bajadas, uno de los que más sufre es Pablo Pardilla ya que va en bici de montaña con ruedas lisas y su desarrollo se le queda corto para la velocidad que se cogía; al menos eso es lo que nos dice.
Ya en Catoira yo doy la vuelta ya que hoy sólo disponía de 3 horas para la bici; por distintas razones también lo hacen Pablo Pardilla, Berto, Tito y Luis –no sé si me dejo a alguien- mientras que los demás prosiguen viaje hacia Rianxo. Al regreso y antes de llegar a Villagarcía nos cruzamos con los Pros -¡Ibáis calientes¡,  y poco después con Eduardo, Paco, Raquel y Javier Rivas –en realidad nadie se enteró ni dónde ni cuando habíais perdido rueda - y, a excepción de Eduardo, los citados dan la  vuelta con nosotros.
Con el viento a favor y relevando unos aquí, otros allá, nos plantamos en Pontevedra a buen ritmo y como nos quedaron ganas, cumplimentamos el tramo hasta Marín.
Con una media cercana a los 31 km/h y con el cuerpo sin machacar tomamos el refrigerio acostumbrado y para casa.

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