lunes, 2 de abril de 2012

Grupo de las 9:00. Día de "desfeita"

Lo que una semana antes fue un ejemplo de andar en grupo, a pesar de dejar en el camino a Tito allá por Padrones –por cierto nadie se quejó, lo digo por un comentario anónimo publicado hoy mismo en la entrada "Salida domingo, 1 de abril" y que ya he “chapado” por no dejar la firma-, ayer domingo las cosas tuvieron otro color.

La cosa comenzó desde la salida, Álvaro no estaba, al igual que Burguiños, por lo cual dimos por sentado que nos aparecerían en Marín, cosa que ocurrió con el 2º pero no así con el primero. El compañero que nos acompaña (bici Cannondale), -todavía no sé su nombre- se fue de salida en solitario, algo que a mi me parece bien, ya que como se ha dicho muchas veces, peor es andar a tirones con la gente. Le seguíamos a una distancia no muy grande de tal forma que en las rectas podíamos verle. Tiraban del grupo los “gañanes” que llevamos (Isidro, Javi, Balea…), en tanto, Alberto, marcaba la voz de cómo había que ir aquí y allá. De esta guisa alcanzamos al compañero en Bueu y todos agrupados empezamos la subida a Beluso hasta que un ciclista, de un trío que nos topamos subiendo, se puso en cabeza e incrementó el ritmo considerablemente; entramos al “cebo” y se tensó la cuerda hasta que, como dijo Vituco “-se te acabó la gasolina?”. La subida a Cangas fue de las de a 20 km/h y 60 m antes de la llegada, Isidro, previo permiso, se marcó una serie pletórica para dar vuelta en la misma cima.

Cuando bajábamos hacia Cangas, allá por la gasolinera se da la voz de que algo había pasado: Isidro pincha. Como quiera que la media era de unos 31 km/h, a alguno le daba más, empieza el desconcierto, sobre todo entre los que íbamos peor; -esperamos?, dicen algunos, - vamos yendo despacio, proponen otros. Al final es Javi, Alberto Martín y el compañero de la Cannondale quienes le esperan (3 de los más fuertes). El resto del grupo seguimos camino suavemente y nos encontramos con un grupo de unos 6 ciclistas de Cangas entre los cuales va una chica. Nos saludamos y seguimos a ritmo de “marcheta”. En este punto nos pasa Álvaro a toda mecha, llega con un cabreo de la hostia porque según él, salimos 10 minutos antes de la hora. No se detiene y enseguida nos quita metros. En el llano que hay antes de la cuesta que después baja a Moaña, uno de los de Cangas se pone en cabeza y tensa la cosa con intención de calentarnos y quizás tratar de alcanzar al “Gaucho”; fuera como fuese no consigue ni una cosa ni la otra. El ritmo decae allá por el campo de fútbol de Moaña y de nuevo se baja el ritmo; sin embargo, en la subida de Meira, la chica sale por la derecha y pone un ritmo “cabrón”; junto a ella sale otro del grupo en que venía y hacen de la tachuela un calvario; como quiera que aflojan en la cima, se le reprocha tal cosa y se les invita a que sigan tirando. De aquí hasta Vilaboa vamos en la “brasa”; en la rotonda de Pazos (en plena recta de San Adrián), un coche corta al grupo en dos; hicimos un esfuerzo tremendo por juntarnos con los de delante (al menos por mi parte), sin embargo sólo conseguimos, a duras penas, entrar cola del grupo cuando se iniciaba la subida de Vilaboa. El ritmo es duro. Po delante se va uno de los de Cangas y a su rueda Vituco y Balea; a media cuesta sobrepasan a Álvaro que no puede coger rueda; por detrás Alberto, Paco Lago y yo quienes sobrepasamos a la chica que va “clavada”. Consigo coger al 2º grupo en Acuña y juntos llegamos al cruce de Vilaboa. Vemos a Balea, Vituco y Álvaro allá por el Cirus, su acompañante, el que tensó, tomó para Pontevedra. En la gasolinera le digo a Burgos que doy vuelta para recoger a Alberto y juntos hacemos tranquilamente la subida a la Canicouva. Los que iban delante los encontramos en la Alameda; por derás Venían Isidro, Tito e Isidro. Los 2 primeros se equivocan y toman la subida de Vilar hasta donde se termina el asfalto con lo que tienen que volver sobre sus pasos.

Los primeros Pros nos alcanzan a Alberto y a mí cerca de la rotonda de O Marco. Delfín y Pablito nos animan a que cojamos rueda, algo que hacemos no sin un primer esfuerzo y con ellos llegamos a la Alameda. Agradezco, sinceramente, la complicidad de los amigos citados anteriormente -Pablito cada 2x3 giraba la cabeza para comprobar que veníamos bien enganchados-, algo que no puedo hacer extensible a otros y que no obstante comprendo: “la carrera es la carrera”.

Tras breve tiempo llega Isidro y un poco más tarde Tito. De no haberse equivocado en el cruce con toda seguridad nos hubieran dado alcance.

Resumiendo, fue una “desfeita” la segunda parte, pero las cosas, en ocasiones salen mal y no por eso hubo mal rollo ni nada parecido en la llegada. Se tomaron las “cañitas” y a otra cosa.

P.D. Toñito, esta vez, se aburrió de esperarnos en la Canicouva, -ya te dije que andas bastante mejor de lo que dices y/o piensas.

2 comentarios:

  1. Tino,muchas gracias por tus ánimos pero "yo sé lo que tengo en casa".Ah! y no me llames Toñito,porque se va a enterar todo el mundo quien es raposo solitario,ja,ja,ja.Un abrazo para tos/oas de "o raposo solitario"

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  2. Tino:la semana santa parece que climatologicamente no viene muy buena,si hubiera que ir la monte avisalo por este medio.GRACIAS.

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