Se juntan unas 23 unidades para tomar la salida en la Alameda con amplia representación de triatletas a cargo de 3 chicos perfectamente uniformados con el equipaje del Froiz y las bellas Fanny y Sara. Debuta esta temporada con nosotros Pepu que viene en un gran estado de forma y sobre este tema escribirá próximamente Roi (el campeón de invierno) un artículo referente a estados de forma y asistencia a las salidas de la Peña, pero de momento lo dejamos ahí. Se inicia la marcha por el centro de Pontevedra con puntualidad británica y con el grupo ya enfilado. A la altura de Vilaboa se incorpora a la grupeta el otro ciclista que a pesar de llevar una semana sin tocar la bicicleta no dudó en salir con el grupo. Destacan las ausencias de Balea y de Roi, fichados a última hora por el grupo de las 9 después de toda una noche de intensas negociaciones y que a la postre darían al traste con la intención del campeón de Mourente (Marquiñas) de "jaupar" al grupo de las 9. Se llega a Arcade con el pelotón compacto pero nada más iniciarse la ascensión hacia Pazos saltan dos de los triatletas, Moncho y Armada. Una escapada que se prolongaría bastantes km por parte de los tres primeros ya que Armada retornó pronto al grupo principal. A la salida de Pazos y una vez que se inicia la subida a Moscoso toman unos metros Sergio Burgos y Nicolás, decidiendo por mi parte unirme a ellos pero somos absorvidos por el resto del grupo antes de llegar a Moscoso. Sergio, que es el hijo de nuestro querido Burgos, hizo una etapa muy buena manteniéndose siempre en los puestos cabeceros. Resaltar también lo bien que aguantaron las dos chicas ya que nos acompañaron hasta la desviación de Fornelos. Ahí había unos repechos duros y Quique puso un ritmo que hizo que se nos recalentara el motor a casi todos. Al llegar arriba y ver la "desfeita" que produjera, decidió dar vuelta para reintegrar a las dos triatletas al pelotón, pero los gallos de este grupo, cabreados por lo que nos había hecho sufrir decidieron que ya no se paraba y que no había tregua. De ahí viene en parte lo del título de esta crónica ya que Quique se vio obligado a realizar un esfuerzo extra para reincorporarse al grupo en la subida a Aguasantas. Continuamos subiendo hacia Famelga y pidiendo un poco de clemencia por mi parte (pero los de cabeza iban encendidos). Consigo coronar a duras penas el alto de Famelga en las últimas posiciones y se inicia una bajada vertiginosa hacia Carballedo, en donde los gallos piden relevos para intentar recortarle a los de delante pero no son capaces de organizarlos muy bien (tendremos que volver a estudiar el dvd del Panasonic holandés jeje). Finalizando la bajada comenzamos a oler la sangre de la presa, afilándosele los dientes a los lobos...cruzamos la carretera de Ourense y al poco de iniciar las rampas que conducen a Xeve vemos a los escapados. Quique ya no se aguanta más y sale como un cohete a por ellos. Los demás vamos aguantando como podemos y cazamos a los dos triatletas, uno de los cuales casi provoca un accidente ya que en un primer momento intentó meterse en el grupo pero de repente se quedó clavado...Observamos entonces como Quique y Moncho se unen y continúan abriendo camino. Iniciamos la subida al Pontillón y al poco de empezar se me desmonta la cadena teniendo que parar para colocarla. El grupo no disminuye su ritmo ya que están en misión de caza pero tuve la suerte de que paró Manolo Barros con su flamante BMW de casi 200 cv y utilizando sólo unos pocos de esta caballería me reintegró al grupo. No lo mencionara antes pero nos acompañó toda la etapa con su moto. Cruzamos hacia la Portela camino de Curro y aparecen en las largas rectas los escapados. Quique consigue soltar a Moncho y nosotros que al inicio de la última subida íbamos separados ya que Mon y Pepu apretaron fuerte, conseguimos reagruparnos en Curro y dar caza a Moncho que se pasó escapado casi toda la etapa. Pero no lo logramos con Quique que se presentó en la Alameda con un escaso pero suficiente margen sobre el grupo principal en el que venían: Mon, Moncho, Miguelito, Nando, Pablo, Sergio Burgos, Nicolás, Armada y un servidor (espero no haberme dejado a nadie). Algunas unidades atajaron ya que llegaron a meta antes que nosotros y Flojea y Frank lo hicieron a 6´ sin "jaupar" a nadie por culpa de eses fichajes de última hora. Mucha salud y buena semana para todos y disculpad por este testamento que os largué pero espero os resulte entretenido.
Por fín te puedo comentar Edu.. esto no iba.. Bien, haces una composición perfecta de la "carrera", no es un "testamento" aburrido sino un relato muy entretenido. A ver si nos vemos hoy.
ResponderEliminarUn abrazo
Vicente
Buena crónica de la etapa, ahora que Rocha y Vicente están en otros menesteres tendrás que recoger el testigo.
ResponderEliminarSolo puntualizar un comentario, cuando dices "consigue soltar a Moncho" quiero añadir que en ningún momento esa era mi intención, nos veníamos entendiendo muy bien y la idea era aguantar todo lo que pudiéramos pero los calambres hicieron mella en él después del gran esfuerzo que había hecho y no pudo seguir el ritmo. Aquí también aprovecho para comentar que los calambres llegaron a buen seguro por no haber comido pues les cedió el gel que llevaba a sus compañeros de fuga que iban apajarados en lugar de tomarlo él, creo que ese gesto prueba el tipo de persona y deportista que es.
Creo sinceramente que es Moncho quien debería recibir los honores y el mérito de la etapa por el esfuerzo realizado.
Un saludo. Quique
Para Vicente, hoy no puedo asistir a la pasantía. Intentaré entrenar mañana y el jueves.
ResponderEliminarPara Quique, totalmente de acuerdo con lo que escribes y hace bastantes años que tengo la suerte de conocer a Moncho y sé de sus virtudes. Hace tiempo vivió en sus carnes algo parecido y quería llamar para que lo fueran a recoger en la Estrada pero cediéndole un poco de bebida y comida así como dándole ánimos conseguimos que llegara a Pontevedra...es difícil acertar en todo lo que uno escribe y a veces dudo en poner los nombres para no equivocarme pues bastante trabajo tengo con ir aguantando como para fijarme en quien viene y por qué se queda. Un abrazo para los dos